En una reciente reunión, varios oradores expresaron su creciente preocupación por la crisis de drogas y la delincuencia en sus comunidades, destacando el impacto devastador del fentanilo y la percepción de un aumento en la inseguridad. Un padre y empresario de Filadelfia describió un entorno donde las calles están plagadas de drogas y violencia, señalando que la situación se ha vuelto insostenible y que los políticos solo actúan antes de las elecciones. Este orador enfatizó la necesidad de un cambio, pidiendo apoyo para el expresidente Donald Trump, a quien considera capaz de restaurar la seguridad en las ciudades estadounidenses.
Eron Cooper, organizadora y residente de Pittsburgh, también abordó el tema de la delincuencia, criticando a los líderes demócratas por lo que considera políticas blandas que han desmoralizado a la policía y permitido que los delincuentes actúen con impunidad. Cooper mencionó un aumento alarmante en los asesinatos y la violencia en su ciudad, instando a la comunidad a unirse para recuperar la seguridad.
Ann Finder, madre de un joven que murió por una sobredosis de fentanilo, compartió su dolorosa historia, responsabilizando a la administración Biden por la apertura de fronteras que, según ella, ha facilitado la entrada de drogas mortales en el país. Finder subrayó que el fentanilo se ha convertido en la principal causa de muerte entre los jóvenes, instando a la necesidad de un liderazgo que aborde la crisis de manera efectiva.
Los testimonios reflejan un sentimiento de urgencia y frustración entre los ciudadanos, quienes claman por un cambio en la política y un enfoque más agresivo contra el tráfico de drogas y la delincuencia. La reunión dejó claro que la lucha contra estas problemáticas es vista como una cuestión de supervivencia y seguridad para las comunidades afectadas.